Corrupción vs. paz

Por Betty Escobar
@b3scobar

“Según las autoridades, Guayaquil lidera el índice de muertes violentas a escala nacional”, así mismo lo escuché mientras almorzaba en frente del televisor. Justo ese día por motivos personales tuve que quedarme en casa y vi el noticiario del mediodía de Ecuavisa. La nota detallaba los crímenes violentos en lo que va del 2017, y en un mapa señalaba con cifras los acontecidos hasta esa fecha del jueves 3 de agosto: Lago Agrio 17, Manta 18, Cuenca 20, Quito 68 y Guayaquil 120. Solté el tenedor, dejé de comer, subí el volumen y seguí escuchando atentamente. Luego me puse a buscar sobre cifras de homicidios en Ecuador.

Aunque “la tasa de homicidios se redujo en Ecuador de 6,44 a 5,69 por cada 100.000 habitantes entre 2015 y 2016”, tal como lo dio a conocer el Ministerio del Interior a inicios de este año, igual me seguía preguntando: ¿por qué la violencia sigue presente en la vida de los ecuatorianos? Y leyendo sobre la violencia en general, me topé con un estudio realizado por el Instituto para la Economía y la Paz (IEP). IEP es una organización sin fines de lucro, dedicada a cambiar el enfoque del mundo hacia la paz como una medida alcanzable y tangible del bienestar humano y el progreso. El estudio, realizado en el 2015, demuestra que “la corrupción es causa directa de la violencia social”. Vaya, vaya ¡cuánta coincidencia! El tema de mi columna parecía tan lejano al momento que vivimos en nuestro país, pero había estado directamente conectado.

“La corrupción es la única variable que explica en todos los modelos una correlación sólida y significativa con los indicadores de paz y violencia”, señala el estudio, “cuando hay un gran aumento de la corrupción, este se traduce en un importante aumento de la violencia también”. IEP realizó el análisis usando datos de los últimos quince años del Índice de Percepción de la Corrupción (IPC), de Transparencia Internacional, y el informe de Control de Corrupción, del Banco Mundial. Si un país obtiene menos de 40 sobre 100 en el IPC –100 es el mínimo–, el país se encuentra al borde del hundimiento de las instituciones estatales y de un incremento drástico de la violencia (Ecuador ocupa el lugar 31). Esta violencia se puede presentar como inestabilidad política, incremento de la delincuencia, manifestaciones violentas, aumento de tasa de homicidios y del nivel de percepción de la criminalidad.

Entonces, licenciado, la cosa es seria. O sea, no es que no lo haya sido por los últimos diez años, pero ahora es el momento decisivo, o salimos de esto o… salimos de esto. Ya usted mismo lo ha dicho: “Nadie evitará que en Ecuador se implante la transparencia”, “levantemos el puño y digamos no a la corrupción”. El país quiere tomarle la palabra, porque sin lo uno no hay lo otro, sin transparencia no hay paz, según el estudio del IEP. La corrupción debe irse para que la violencia se vaya también. Ecuador debe volver a ser un país de paz. Una de las recomendaciones que da el IEP es que los gobiernos logren que los ciudadanos puedan volver a confiar en las instituciones estatales, en la Policía y en el sistema judicial. ¡Transparencia, transparencia, transparencia!

* Este artículo fue publicado, el 10 de Agosto del 2017, en el diario El Universo