Récord revolucionario

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(Fotos tomadas de vigilias condenando ataque terrorista a medio francés. #LibertadDeExpresión)

Por Betty Escobar
@B3scobar

Días antes de terminar el 2014, Fundamedios (Fundación Andina para la Observación y Estudio de Medios) divulgó un informe sobre las agresiones contra la libertad de expresión en Ecuador ocurridas durante el año. ¡Fue un récord! Se reportaron 253 ataques, un 46% más que en el 2013. Definitivamente en algo sí avanzamos.

Mucho de esto ha sido posible gracias a la existencia de la “maravillosa” ley mordaza (léase Ley Orgánica de la Comunicación), y digo maravillosa porque esa ley ha sido como la lámpara de Aladino para la revolución ciudadana. Ha dado la luz verde para que la Supercom pueda sancionar a todo aquel que “no cumple” con una ley que violenta la libertad de expresión. Claro, usualmente, (por no decir 99.99% de las veces) aquellos sancionados son medios independientes, medios cuyo contenido no resalta los viajes del presidente, sus conferencias magistrales, o cualquier material propagandístico que las autoridades ordenan promocionar a los ciudadanos las 24 horas al día.

Un defensor del gobierno me dijo el otro día: “pero de que se quejan, si nunca antes hubo tanta libertad como ahora”.  Es muy cínico decir eso porque, sí, cualquier persona puede decir lo que piensa, o en el caso de los medios, informar como se debe, pero ¿a qué precio?. Porque siempre hay un precio por pagar: una amenaza (a ti o a tu familia), insultos y difamaciones en sabatinas o en cadenas de televisión. Y mucho ojo aquí, porque en el caso de los medios va mucho más allá, porque ellos sí “la pagan” literalmente. Miles y miles de dólares forman parte de las famosas multas económicas de la Supercom. Eso no es libertad de expresión. En Ecuador NO se puede ejercer la libertad de expresión sin que haya consecuencias.

Pero las agresiones no paran ahí, hemos podido ver que se han dado también con todo ciudadano que opine o exige, con derecho, a sus empleados públicos. Han llegado hasta las redes sociales (específicamente en Twitter), donde muchos funcionarios de este gobierno tienen cuentas. Cualquiera puede atestiguar cómo la gran mayoría nunca contesta a quiénes los cuestionan, y si lo hacen, sus respuestas son siempre evasivas y groseras – esto si es que antes no los han bloqueado o han sido “misteriosamente” suspendidos. Empezando por el máximo líder de Alianza País, que vive llamando “mentirosillo” a cualquiera que lo critica, o que de forma directa y sin anestesia le dice lo que piensa de su gobierno.

No sé para qué los empleados públicos siguen en Twitter, porque en realidad es como que no están, solo quedan mal con sus mandantes que creen que al verlos en las redes sociales podrán tener un contacto más cercano con ellos y hacerles ver sus errores o aciertos, pero en su lugar lo único que encuentran es un portazo en la cara por expresarse libremente.

Creo que el mensaje sigue siendo claro para ciudadanos, periodistas y medios … Las agresiones contra la libertad de expresión seguirán en el 2015, y cada vez con más fuerza, porque es imparable esta cruzada contra los grandes enemigos de la revolución ciudadana: todo aquel que opine diferente y la prensa independiente; perdón… quise decir: “la prensa corrugta”.

 * Este artículo fue publicado, el 8 de enero del 2015, en el diario El Universo

* Este artículo fue publicado, el 8 de enero del 2015, en La República EC