(Caricatura de Pancho Cajas)
Por Betty Escobar
@B3escobar
Y si el lobo de Caperucita Roja denunciara a alguien que se acaba de devorar a una niña en el bosque… O si la bruja perversa de La Bella Durmiente denunciara a quien acaba de envenenar a una princesa… O si Drácula denunciara que el Hombre Lobo sale en las noches de luna llena a alimentarse de humanos y beber toda su sangre… ¿Por qué estas comparaciones? Una cosa es ser villano y otra ser villano y encima descarado, desvergonzado, caradura y ruin.
Cuando leí un tuit de Rafael Correa, escandalizado por un audio filtrado de la presidenta de la Asamblea Nacional, Elizabeth Cabezas, y por el que Correa denunciaba el delito de tráfico de influencias, sentí que era uno de esos villanos a los que me refiero al inicio de esta columna. En el audio, Cabezas conversa con la ministra del Interior, María Paula Romo, para bloquear los votos que crearían una comisión para investigar la creación de empresas en paraísos fiscales que involucrarían al presidente Lenín Moreno y su familia.
No seré yo quien diga si difundir el contenido del audio es legal o no, si es política o no, si es corrupción o no. Creo que eso debe quedar para las autoridades competentes. Lo que sí recalco es la desfachatez de Rafael en querer hacer creer que el audio de Cabezas es lo peor que sus oídos ‘virginales de escándalos’ jamás hayan escuchado.
Quiero refrescarle la memoria a Rafael y llevarlo al 2012 cuando surgió aquel video (Chucky 7) que grabó la jueza Mónica Encalada, manteniendo una conversación con el entonces manipulado juez Juan Paredes, sobre la sentencia en contra de EL UNIVERSO. Encalada y Paredes fueron dos de los cinco jueces que tuvieron a su cargo el trámite del proceso contra el Diario, sus directivos y exeditor de Opinión, Emilio Palacio, interpuesto por Correa. En el video el juez Paredes admitió que recibió un dispositivo con un archivo en Word con la sentencia elaborada contra EL UNIVERSO: 3 años de prisión y 40 millones de dólares.
El video fue entregado por el abogado de la jueza Encalada al fiscal de ese entonces, Antonio Gagliardo. Lo de “Chucky 7” sí fue un descomunal escándalo: jueces manipulados por un dictador que dictaba sentencias a su antojo, un fiscal que no hacía nada frente a un video que evidenciaba todo, una ciudadanía que presenciaba todo de primera mano y no veía que autoridad competente actuara como debiera. ¿Qué mayor escándalo que ese? Pero el déspota dijo que era linchamiento mediático a Paredes, y el fiscal Gagliardo archivó todo. Aplausos para la corrupción más putrefacta, ¡la correísta!
¿Esa corrupción pretende ahora denunciar corruptos? Solo quiero recomendarle algo al cobarde prófugo de la justicia, que huye del chorrontontón de juicios que tiene en proceso y se esconde en su ático de Bélgica: Qué tal si mejor se preocupa por sus delitos y crímenes cometidos. Déjenos a nosotros, los ecuatorianos de bien, preocuparnos por lo que sucede en nuestro país. Los mandantes también fiscalizamos, también estamos pendientes de la corrupción, venga de donde venga. Y Correa, déjeme reiterarle, tomando las palabras del Libertador Simón Bolívar: “Está arando en el mar”, usted y su corrupción no volverán al Ecuador, ¡jamás!
* Este artículo fue publicado, el 14 de marzo del 2019, en el diario El Universo