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Insensateces para distraer

* Este artículo fue publicado, el 12 de abril del 2018, en el diario El Universo

Por Betty Escobar
@b3scobar

Indigna tanta bajeza y poca vergüenza. Rafael Correa no se calla y sigue opinando sobre asuntos que no le incumben. Primero, sobre los tres periodistas de El Comercio que fueron secuestrados y asesinados por disidentes de las FARC, Paúl Rivas, Javier Ortega y Efraín Segarra. Ahí, una vez más, Correa recurrió a una actitud poco creíble y desleal. En Twitter se solidarizó con las familias de los periodistas. ¿En serio? En abril del 2013, cuando Fausto Valdiviezo fue asesinado en Guayaquil, el dictador había insultado varias veces a Valdiviezo en sus sabatinas, pero a los dos días de su muerte dijo sentirse “consternado por el asesinato del periodista”.

Correa jamás ocultó el gran desprecio que sentía por los periodistas. Por eso no veo sinceridad en sus lamentos. Pero ¿por qué los detestaba y detesta tanto? Porque los periodistas desnudaron su corrupción, sus mentiras, su fascismo, su despilfarro, sus abusos de poder, su constante violación de derechos humanos y más.

Pero sigamos con las perlitas de Correa. Luego de que Lenín tomó la decisión de que Ecuador suspendiera su condición de garante de los diálogos de paz entre el Gobierno colombiano y la guerrilla del ELN, a Correa no se le ocurrió mejor idea que pedir disculpas –a “nombre del pueblo ecuatoriano”– a Colombia por dicha decisión. Me pregunto, ¿a razón de qué este “señor” se toma mi nombre y el de mis compatriotas? Si antes no me representaba, cuando era una pantomima de presidente, peor ahora.

Por último, hace poco Rafael afirmó que en Venezuela no hay crisis humanitaria. “¿De qué crisis humanitaria me están hablando? Hay problemas económicos, escasez, pero eso no lo podemos llamar crisis humanitaria”. Qué más tiene que pasar en Venezuela para que él reconozca la crisis humanitaria que se vive ahí, además de gente comiendo de la basura, matándose en las colas mientras esperan para comprar alimentos o muriendo en hospitales por falta de medicinas.

En Ecuador clamamos a gritos por la unidad para confrontar el momento crítico de inseguridad y violencia que vivimos, pero Correa parece que quisiera lograr todo lo contrario desinformando y mintiendo. Ni siquiera en estos momentos siente ninguna clase de respeto… ni remordimiento.

Rafael es investigado por la Fiscalía por supuesto incumplimiento de requisitos en la contratación de deuda pública porque esta excede un límite permitido. También tiene investigaciones pendientes por varias irregularidades durante su gobierno y, recientemente, Lenín Moreno ha pedido a las autoridades verificar la autenticidad de un video sobre la supuesta entrega de dinero de las FARC a las campañas presidenciales del tesorito. Además están todas esas denuncias de presiones a jueces mientras estuvo en el poder.

¡Ahí está la razón por la que Correa no se calla! Quiere distraernos y desviar la atención de lo que se le viene encima. No sé qué defensa estará planificando, pero mientras tanto trata de que los ecuatorianos olvidemos todas las acusaciones en su contra. Y quienes se hacen eco de las barbaridades que dice en las entrevistas que le hacen, le siguen el juego en su ‘estrategia de despiste’. Atentos ahora más que nunca, porque quien nos dejó como estamos es quien debe rendir más cuentas que nadie. ¿Nadie se cansa? ¡Es momento de probarlo!

* Este artículo fue publicado, el 26 de abril del 2018, en el diario El Universo

mayo 9, 2018por Betty Escobar
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La vida cambia por completo…

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“Difícil, dolorosa, sin palabras…”, así describen más de 20 familias la experiencia de haber tenido a un ser querido en la Unidad de Cuidados Intensivos de un hospital (UCI). Ellas formaron parte de un estudio cuyo objetivo era contribuir para la humanización del cuidado del paciente. El pasado febrero, mi papá fue sometido a una operación de corazón abierto y aunque la cirugía fue un éxito, presentó algunas complicaciones en el posoperatorio que lo mantuvieron varios días en UCI.

En UCI se encuentran los pacientes en estado más crítico del hospital. Jamás imaginas que un familiar cercano terminará allí, pero cuando sucede, la vida cambia por completo. Hay una ruptura de la vida cotidiana. Se pasa a ser un ‘zombi’ que come, trabaja y se asea, pero no está presente realmente. Todo el pensamiento, la energía y preocupación están junto al familiar en la sala de terapia intensiva. En mi caso me alejé de mi columna, de las redes sociales, la política y las noticias.

Conoces en la sala de espera de UCI a otras familias que también viven la misma experiencia angustiante y aguardan, como tú, hora a hora, que su familiar mejore. Duermes en el suelo e intercambias las historias médicas con ellos. Los días pasan y te alegras cuando te enteras de que algunos ya no están contigo en la sala de espera porque su familiar mejoró y pasó a habitación. Igualmente entristeces muchísimo cuando te dicen que ya no están porque su paciente perdió su lucha en UCI. En segundos sientes cómo tu pecho se llena de pánico, pero te controlas y no te permites desfallecer. Ser fuerte es tu única opción.

Por muchos días mi familia y yo vivimos esta angustia de tener a nuestro papá en UCI. De no tener control sobre su destino, no saber qué pasaría con él… no puedo describir ese sentimiento, perdón por no poder ponerlo en palabras. Pero gracias a Dios, a sus doctores y a los médicos del Mega UCI 1º piso del hospital Luis Vernaza, mi papá está bien y fortaleciéndose cada día.

Decidí compartir esta experiencia con mis lectores, no solo por las familias que puedan pasar por esta misma situación, porque tal vez les ayude saber que lo que vivirán es parte normal del proceso, sino también por aquellas que ahora mismo lo viven. Que sepan que no están solas y que muchos las entendemos. Pero principalmente, para que los doctores y enfermeras de las salas de Terapia Intensiva no olviden a los familiares de sus pacientes. Que valoramos inmensamente la labor incansable que realizan en UCI, de salvar vidas, pero también apreciamos que mantengan presente que sufrimos mucho junto a esos pacientes y necesitamos comprensión y paciencia de parte de ellos para entender el cuadro médico y acompañar de forma apropiada a nuestro ser querido.

Que los doctores de UCI sigan siendo los mejores a nivel profesional, pero también como seres humanos. Nunca permitan que las frías salas de terapia intensiva enfríen sus corazones y dejen de sentir por el familiar angustiado que espera afuera de ellas. 

* Este artículo fue publicado, el 12 de abril del 2018, en el diario El Universo

abril 20, 2018por Betty Escobar
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‘Compadre lindo’

A mí aún me retumban en los oídos estas dos palabras que ven en el título de mi columna. Luego de escuchar el famoso audio, no una sino varias veces, me quedé con esa pequeña frase y empecé a preguntarme a quién llamaría yo así. ¿A qué clase de personas en nuestro entorno nos referimos como ‘Compadre lindo’?

Encontré en internet diferentes definiciones de la palabra ‘compadre’, ya que el significado que los países de habla hispana le dan a este término puede ser bastante diferente.

En Uruguay y en Argentina, por ejemplo, se conoce como ‘compadre o compadrito’ a la persona belicosa, agresiva y que le gusta pelear. En Perú, sin embargo, tiene otra connotación. Allí no solo se llama ‘compadre’ a un amigo cercano, sino que también se le puede decir a alguien ‘compadrito’ para expresarle un especial cariño. En España, según la tradición gitana, cuando nace un niño se realiza una gran celebración a la que asisten los miembros de la comunidad local. El objetivo es fortalecer los lazos entre los familiares y el recién nacido, así como los que lo unen a su padrino, a quien comienzan a llamar “compadre”. Sea cual fuere el concepto que le dieron al término ‘compadre’ en el famoso audio es inaceptable y bochornoso que un prófugo le hable así a un funcionario público.

Luego de que salió el audio, llegaron las entrevistas en CNN en Español. El que está en Miami, ahora sí tenía denuncias hasta por debajo de los brazos por hacer. Denuncias que debieron ser hechas hace años. ¿Cree tal vez que queda libre de complicidad porque recién abre la boca? Y el otro, el que denunció el audio desde Ecuador, diciendo que el mismo salió por las redes sociales. A mí me gustaría saber quién fue la persona que lo posteó en redes. Conocer por qué lo hizo y cómo lo consiguió. Ya no se investiga como antes por lo visto, porque durante el gobierno anterior, si alguien solo opinaba diferente al presidente, en segundos las autoridades tenían no solo la información completa del usuario en la red social, sino hasta el nombre del perro y gato de esa persona. ¿Entonces?

Luego de todo este megaescándalo, uno espera que por algo de dignidad la persona involucrada en el audio y el que lo expuso renuncien, pero en Ecuador sucede algo extraño que en otros países –donde aún los funcionarios públicos tienen un poco de moral y ética– no sucede. No hay vergüenza. La desfachatez anda por los techos. Con su cara bien lavada siguen ejerciendo sus puestos como si ellos mismos fueran dueños de ellos. Se echan la culpa entre ellos, se enlodan todos, llegan a lo más bajo que pueden llegar y quieren seguir muy dignos “sirviendo”-se a los ecuatorianos.

Realmente hace falta una “cirugía mayor contra la corrupción”. Esa de la que habló el licenciado hace ya algún tiempo. Pero ¿qué ha pasado? ¿Dónde está ese liderazgo que necesitamos nos lleve al quirófano urgentemente? Lenín, si necesita asistencia médica le recuerdo que de la sociedad civil hay muchos que pueden ayudarle a liderar dicha cirugía. Con o sin anestesia, pero eficaz y rápidamente, como debe ser y como estamos esperando.

* Este artículo fue publicado, el 8 de marzo del 2018, en el diario El Universo

abril 20, 2018por Betty Escobar
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Las verdaderas víctimas

Por Betty Escobar
@b3scobar

“Qué doloroso para mí llegar a la casa, buscar a mi esposo y no está… a esa mujer que me mira espero que se solidarice conmigo, como esposa, como madre, como mujer… y también a ese hombre trabajador que lleva el pan a sus hijos… imagínese que de un momento a otro lo priven de libertad solo porque trabaja, porque quiere un cambio…”, Cinthia Díaz de Glas. Este es un fragmento de lo que dice la esposa de Jorge Glas en un video que fue posteado en las redes sociales a finales del mes de octubre. Esta frase precedía el video: “Cinthia Díaz de Glas cuenta cómo una familia enfrenta todo el aparataje del Estado”.

Cuando vi el video pensé inmediatamente en Verónica Sarauz, la esposa de Fernando Villavicencio. Me pregunté, qué pensaría ella escuchando a la esposa de Glas. Busqué a Verónica y esto compartió conmigo: “Cuando la escucho solo vienen a mi mente cuántas noches que no encontré a mi esposo en mi casa, desde el 2013 hasta hace poco, no sabía ni siquiera dónde estaba… pensaba si volverían a allanarme la casa… Y Fernando, lo que hacía era ayudar al país denunciando la corrupción de Rafael Correa y Jorge Glas… Yo la entiendo, debe estar sufriendo ahora como madre, como esposa. Pero, ¿dónde estaba ella cuando pasaban todas estas injusticias con mi familia? ¿Dónde estaba ella para solidarizarse comigo o con la esposa de Cléber Jiménez, o la esposa del Gral. Gabela?… Y Nosotros sí fuimos perseguidos por todo el aparataje del Gobierno”.

Jorge Glas está rindiendo cuentas por las cosas que hizo como funcionario público. Ahora que están en el banquillo de los acusados hablan de “linchamiento mediático”, dicen que el “odio” los ha encontrado culpables, pero las pruebas no. ¿Cómo pueden hablar de persecución cuando quienes los están juzgando son entes que fueron puestos por el correísmo? Muchos nos cansamos de decir que la justicia en algún momento llegaría, tal vez algunos creyeron que no verían ese día.

Por más de 10 años ciudadanos de oposición, políticos y periodistas sí fuimos perseguidos, insultados y amenazados. Cadenas de televisión, difamaciones en sabatinas, hackeo de cuentas, espionaje, ejércitos de trolls en Twitter repitiendo los insultos de Correa una y otra vez. Nosotros no estábamos robando, ni cometiendo actos de corrupción, pero éramos culpables de no callar y criticar lo que estaba mal. Ahora “ellos” buscan confundir el afán de hacer justicia con represalia. ¡Cuánta ironía!

La Dra. Nicola Davies, miembro de la Sociedad Psicológica Británica y la División de Psicología de la Salud, sostiene que a veces la gente se victimiza de situaciones que ellos mismos han creado porque buscan culpar a otros de su desgracia; o también porque no quieren aceptar responsabilidad de sus actos.

Dejen de victimizarse, afronten con madurez y la poca entereza que les queda lo que están viviendo. Ni los opositores, ni la prensa, ni el odio de nadie los puso donde están. “Solitos y solitas” labraron su propio destino y este ya los alcanzó. Las verdaderas víctimas observamos y esperamos justicia por toda la corrupción cometida. Esto no se trata de venganza sino de que no haya más impunidad.

* Este artículo fue publicado, el 16 de Noviembre del 2017, en el diario El Universo

noviembre 16, 2017por Betty Escobar
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Conversando con Fernando del Rincón

Por Betty Escobar
@b3scobar

Con casi 30 años en el ejercicio del periodismo, Fernando del Rincón es un profesional de la información y la verdad. Frontal e incisivo. Siempre pendiente de los temas concernientes a países latinoamericanos, incluidos su natal México y Venezuela. Pero Venezuela ha llegado a ocupar un lugar muy especial en su vida profesional y personal. En el 2015, él confesó: “Venezuela es el país más especial, después de México”. Le pedí a Fernando que nos hablara un poco más sobre eso. “Venezuela se encontraba en una situación atípica de la que ni siquiera la comunidad internacional se había percatado. Y me parece que desde un punto de vista periodístico había que ponerla en un lugar especial en cuanto al tratamiento de la información… El no hablar de Venezuela como un caso especial, para mí como periodista y como ser humano, sería incongruente precisamente con la perspectiva que se le dé a la cobertura del país”.

Le comento a Fernando que la atención especial que le ha dado a Venezuela también la hemos visto de parte de los venezolanos hacia él. Ellos lo ven como un emblema de inspiración y lucha. Fernando, ¿a qué cree que se deba esto? “Hay un momento muy importante entre los venezolanos y yo. En el 2014, en la universidad en San Cristóbal, Táchira, se denuncia un intento de violación a una muchacha y esto genera un enfrentamiento y la violación de la soberanía universitaria cuando las fuerzas del Estado entran a la universidad. Muy pocos medios cubrieron esto, pero yo tuve el presentimiento de que eso iba a crecer. Tomé la noticia y le di la fuerza que debía tener. Creo que el venezolano de alguna forma entiende que, no sé si sea el único, pero que tal vez haya sido uno de los que contribuyó a la visibilidad a nivel internacional del conflicto venezolano. Y lo enfrento, es un tema que lo manejo frontal, en el que comprometo a funcionarios, exijo respuestas… y los venezolanos empiezan a exigirme que continúe, y de hecho pasamos meses con la cobertura, a diario, si no todo el programa una gran parte del mismo. Cuando tú dedicas un noticiario estelar de CNN durante seis meses o más a la cobertura de Venezuela, pues obviamente el venezolano tiene que sentir una conexión, como la siento yo también”.

Fernando del Rincón habla con pasión sobre Venezuela y los venezolanos. ¿Cree que los jóvenes de ese país son los verdaderos héroes de esta lucha por la libertad? “No me queda ninguna duda. Para mí son los únicos héroes. Es muy triste decirlo, pero ellos son los mártires, las víctimas. Es lo que representan todos esos estudiantes caídos que se han plantado frente a balas de plomo con escudos de cartón y con nada más que con su valentía, su orgullo y su coraje. Incluso sin nada; tenemos esa imagen icónica de ese muchacho desnudo frente a una tanqueta de la guardia nacional bolivariana. Desgraciadamente han tenido que cargar con toda esa responsabilidad, hoy estamos viendo el gran desencanto con los políticos opositores, subrayo políticos opositores, porque la oposición no son solo los partidos políticos nada más. Finalmente hay un centenar de muertos, hoy sus padres, compañeros, amigos, no sienten que hayan sido honrados por su lucha, que se haya cumplido a cabalidad con lo que representó el sacrificio de sus vidas. Me parece que ellos (jóvenes) son el eje central, aunque a veces los hagan a un lado como ahora y todo se convierta en una negociación, un tire y afloja político”.

Siento que la siguiente pregunta que le hago a Fernando es dura, pero necesaria, ¿qué podemos aprender de Venezuela? “Lo primero, que el populismo tiene que ser detectado desde su raíz. Que aunque un candidato hable bien, y tenga un lenguaje coloquial que conecte con el pueblo, no quiere decir que sea un buen candidato. Como ciudadanos debemos dejar de votar por imágenes; tiene que haber fondo para saber elegir a nuestros gobernantes, no solamente forma”.

Llega el momento de concluir la entrevista y antes de despedirme y agradecerle por el tiempo brindado, le hago alusión a un mensaje que escribió en Twitter, el domingo 16 de octubre, luego de conocerse los resultados de las elecciones regionales en Venezuela: “Y tú ¿qué vas a hacer?  Tú qué me lees, ¿y ahora?”. Vuelvo a Fernando y con un poco de atrevimiento le devuelvo una de sus preguntas: ¿y ahora, Fernando? “Las preguntas básicas son las más complicadas. Esa es una pregunta que te invita a una reflexión profunda, ¿qué vas a hacer tú, con interrupciones de agua, sin acceso a medicinas, con un enfermo en tu casa? Traté de aportar algo, de tomar conciencia, de que cada uno debe pensar en una acción a seguir. Tristemente la mayoría de los venezolanos me respondió que se iban del país. ¿Ahora, qué hacer? No soy dirigente político, ni gobernante, ni opositor; soy un simple y mortal periodista. ¿Y ahora qué? Seguir haciendo mi trabajo, seguir cuestionando a quien hay que cuestionar, seguir exponiendo realidades, exigir explicaciones a quienes tienen que darlas, plantear escenarios reales, priorizar situaciones emblemáticas, dar los contextos legales de lo que está ocurriendo, explicárselo a la comunidad internacional para que lo entienda y seguir llamando la atención hacia lo que ocurre en un país que está a punto del colapso. No tengo nada más que hacer o no puedo hacer nada más que eso. Yo creo que tengo más opciones con el ‘y ahora qué?’, que los mismos venezolanos. Pero esa es mi función y lo que tengo que hacer para poder seguir abriendo caminos, espacios de debate, propuestas, denuncias, reflexión, difusión, finalmente, el trabajo de un periodista”.

* Este artículo fue publicado, el 4 de Noviembre del 2017, en el diario El Universo

noviembre 9, 2017por Betty Escobar
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Sobre Mí

Sobre mi

B.S., Legal Studies. Actualmente me desempeño como Paralegal en el área Civil (Housing) de The Legal Aid Society de New York. Previamente trabajé por 18 años en producción de TV & Film en las ciudades de Guayaquil (6) y New York (12). Columnista de opinión del diario EL UNIVERSO por 6 años. Soy activista de derechos humanos.

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