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Cucos, cucos y más cucos

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Betty Escobar
@basoledispa

 Nicolás Maduro ha venido usando durante su mandato, el guión del “intento de golpe de estado” y desde febrero pasado -cuando empezaron las protestas en Venezuela- se aferró más a esa estrategia. Primero responsabilizó a los líderes de la oposición, luego a los estudiantes, después a un grupo de politicos de ultra derecha que supuestamente manipula a los estudiantes y por ultimo llegó a culpar al ex presidente de Colombia Álvaro Uribe e incluso a Estados Unidos.

¿Pero qué pruebas ha mostrado Maduro para confirmar que realmente se planea un golpe de estado en Venezuela? Ninguna. El único argumento en el que se basa es “el peligro” que representa que un grupo de ciudadanos piense diferente al gobierno.

Y de Venezuela a Ecuador, la revolución ciudadana no ha sido la excepción, desde aquel día de septiembre –que no nos permiten olvidar- llevan la bandera de la paranoia flameando 24 horas al día en la cabeza. Se habla del tema constantemente y también sin pruebas. El tiempo pasa y no sucede nada en Ecuador. Y no pasa nada porque no creo que nadie quiera eso para el país. La voluntad del pueblo, los mandantes (ciudadanos todos, antes que opositores o correístas), se debe dar en las urnas, de forma democrática.

¿Pero por qué los gobiernos socialistas del siglo XXI insisten con esta “paranoia”? Será que buscan distraer al pueblo de los temas realmente graves que acontecen en el país? Tener luz verde para cometer atropellos, persecuciones y tratar de meter a la cárcel a cuanta persona critique o diga algo que a los líderes no les guste oir?.

Los regímenes dictatoriales manejan todos los recursos del estado, abusan de ellos, y tratan de manipular al pueblo con su constante campaña engañosa por medios oficialistas. Se pudiera decir que nada de eso es suficiente?

Ojalá que en Ecuador no se apeguen al guión venezolano. Se habla muy seguido sobre “peligros” que enfrenta el Estado.  “Peligros?” Peligro el que corre la democracia cuando se pretende menospreciar la voluntad del pueblo (así como se han ignorado las voces en contra de la explotación del Yasuní). Peligro el que corren los legisladores, tratando de realizar su trabajo fiscalizador sabiendo que luego pueden ser enjuiciados y sentenciados por aquello. Peligro el que enfrentan los ciudadanos, que se atreven a pensar en voz alta o los periodistas que por opinar e informar se los difama e insulta. Se exhiben sus fotos y sus nombres como si se tratara de los más buscados, o de asesinos prófugos. Ese es el peligro real y latente, querer hacerle creer al pueblo que los “malos”, los “terroristas”, los “golpistas” son quienes ejercen sus derechos y libertades.

Entonces, ¿hasta cuándo seguimos oyendo lo mismo del “golpe de estado”?. El hecho de seguir usando “teorías conspirativas”, más el fracaso del #23F (que insisten en no reconocer) solo los debilita más a ellos mismos y a su revolución. Ellos solos se hacen daño y causan su propia inestabilidad viendo y/o creando fantasmas donde no los hay.

* Este artículo fue publicado, el 8 de mayo del 2014, en el diario El Universo

* Este artículo fue publicado el 9 de mayo del 2014 en La República EC

mayo 9, 2014por Betty Escobar
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Gotas sucias

 

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Betty Escobar
@basoledispa

¡Indignada, frustrada, decepcionada y avergonzada! Así me siento cada vez que constato cómo en Ecuador se van perdiendo los valores más básicos y como resultado el mal comportamiento de algunos nos perjudica a todos. Nadie vive aislado. Todos somos parte de un grupo que convive, o por lo menos, debería convivir respetando a los demás.

En estas últimas semanas he visto como los derechos e intereses de algunos –de pronto- son “más importantes” que los derechos e intereses de los demás. ¿Por qué nos hemos vuelto tan arbitrarios? ¿Tal vez la necesidad, la presión social o simplemente “el placer” de querer estar por encima de los otros?

El Psicólogo Clínico y profesor de la Universidad George Mason, Leon Pomeroy, piensa que la forma en que uno valora a otro ser humano está relacionada con la autoestima e imagen que tengamos de nosotros mismos. Es decir, que la forma en que nos percibimos es como seguramente vemos a los demás, si no estamos satisfechos con lo que somos no valoraremos a los demás de la forma más justa, ni la más positiva.

Albert Ellis, Psicólogo y creador de la Terapia Racional Emotiva, va aún más allá que Pomeroy y asegura que más importante que la autotestima, es aprender a aceptarse uno mismo y para eso se necesita “práctica, práctica y práctica”. Se refiere a vivir bajo la creencia de: “Yo valgo la pena porque existo, porque soy yo y porque estoy vivo”. Él está convencido de que el valor de una persona no se define por los éxitos o logros que se tengan en la vida. Nada de eso determina a una persona como buena o mala. Partiendo de esa idea, Ellis cree que no existen personas malas, sino malos comportamientos o conductas maliciosas.

Luego de leer eso me quedé: asustada y esperanzada. Asustada porque si no hay personas malas, quiere decir que todos pueden discernir entre el bien y el mal y -conscientemente- eligen irse por el mal. Y esperanzada, porque si no existe gente mala entonces hay la posibilidad de que estas personas recapaciten y dejen de cometer malos actos. Pero creo que eso es un trabajo de todos.

Se predica con el ejemplo y el cambio empieza por uno mismo. Un cambio de mentalidad. Si yo no invado la privacidad de mi próijmo, si no lo ataco, no lo insulto, no lo amenazo, ni trato de pasar por encima de él para lograr mis objetivos o imponer mis ideas; estaré cumpliendo con mi responsabilidad en la sociedad. Y aunque no lo crean, los demás se dan cuenta de cómo actuamos y si ven que actuamos bien, puede ser que ellos también lo hagan o sientan remordimiento por sus acciones y reflexionen. Ya basta de dejarnos llenar el cerebro y el corazón con tanto odio. Debemos ur-gen-te-men-te trabajar en eso y recobrar valores como: la honestidad, la justicia, la solidaridad, el respeto, la tolerancia, la generosidad, la responsabilidad, la confianza, la lealtad, la gratitud y la humildad.

No todo está perdido, sé que hay muchos que aún conservan sus valores viviendo en armonía con el resto de la sociedad, respetando los derechos y libertades de los demás. Es como dijo Gandhi: “No debemos perder la fe en la humanidad que es como el océano; no se ensucia porque algunas de sus gotas estén sucias”.

* Este artículo fue publicado, el 24 de abril del 2014, en el diario El Universo

* Este artículo fue publicado el 25 de abril del 2014 en La República EC

 

 

abril 24, 2014por Betty Escobar
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Nuevo comienzo

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Betty Escobar
@basoledispa

La mañana del pasado 12 de marzo, Carlos Carabajo se encontraba en su trabajo cuando un compañero de labores lo llamó a avisarle que el edificio donde él vivía se había derrumbado. Él no le creyó y pensó que se trataba de una broma, le contestó que no tenía tiempo para eso. Al rato su celular volvió a sonar, esta vez una amiga diciéndole que había habido una explosión en su edificio. En ese momento Carlos pensó: “es en serio”. Colgó y verificó la noticia. Después envió un mensaje de texto a sus hijas y esposa en Ecuador diciéndoles que estaba bien.

Carlos es uno de los cinco ecuatorianos que vivían en uno de los dos edificios de Nueva York, donde hubo una explosión por una fuga de gas y colapsaron. El accidente dejó ocho fallecidos y 60 heridos.

Cerca del mediodía salió para el lugar del accidente. No pudo llegar al sitio del derrumbe. Las personas que habían perdido sus hogares pasarían la noche en un refugio, pero Carlos fue donde un primo que también vive en Nueva York. Allí pasó un par de noches. Luego la Alcaldía y la Cruz Roja lo llevaron al hotel donde se encuentra hospedado desde hace más de 22 días.

Durante tres semanas traté de ubicarlo con vecinos, Policía, Cruz Roja, y otras organizaciones. Finalmente la semana pasada se logró el encuentro.

Carlos Carabajo nació en Azogues. Al terminar el colegio se fue a Quito buscando un mejor porvenir para él y su futura esposa, con quien tendría dos hijas. En 1991 decidió viajar a Nueva York. Primero laboró en un restaurante, en 1993 un amigo lo llevó a trabajar en construcción y fue ahí donde descubrió su pasión. Actualmente es supervisor de renovaciones de interiores para una compañía estadounidense.

Carlos vivía en un cuarto piso y otros tres ecuatorianos vivían al frente de su departamento. También se encontraban en su trabajo cuando ocurrió el derrumbe. Una señora ecuatoriana que vivía en el otro edificio también salió ilesa.

Él y los demás ecuatorianos han recibido ayuda de la Alcaldía, Cruz Roja, Safe Horizon; el Consulado de Ecuador en Nueva York agilitó la emisión de nuevos pasaportes. En este momento la Alcaldía busca departamentos permanentes para los damnificados; la ciudad correrá con los gastos del primer mes de renta y un mes de depósito.

Carlos se encuentra sorprendido de cómo se ha dado todo en su vida en estos últimos 6 meses, ya que recién en junio del 2013 obtuvo su residencia norteamericana y por fin pudo regresar a visitar a sus hijas a Ecuador. No las había visto en más de 23 años. Esa pudo haber sido la última vez que las vería si el desenlace del 12 de marzo hubiera sido diferente.

Carabajo cree que lo más importante no son las cosas materiales, pero se entristece al recordar que en su casa guardaba las cartas que sus hijas le escribían desde que estaban pequeñas, las libretas escolares que le enviaban y las tarjetas hechas por ellas para el Día del Padre.

Carlos está convencido de que esta es una nueva oportunidad, sobre todo estando en un país donde siempre hay la posibilidad de empezar de nuevo. Dice con buen humor: “Trato de pensar que toda mi ropa pasó de moda y ahora debo comprarme toda la ropa nueva”.

* Este artículo fue publicado, el 10 de abril del 2014, en el diario El Universo

* Este artículo fue publicado el 11 de abril del 2014 en La República EC

abril 22, 2014por Betty Escobar
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Vuelve a Nueva York

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Por Betty Escobar
@basoledispa

Muy entusiasmada he leído en los medios ecuatorianos que el máximo líder de Alianza País regresa a Estados Unidos. Brindará conferencias en el Massachusetts Institute of Technology y las universidades de Harvard y Yale, el 8, 9 y 10 de Abril.

Llamé a las universidades para mayor información. En Harvard me dijeron: “Who? Mr. CoRea?”. Luego de explicarles de quién se trataba, me contestaron que el evento no aparecía aún en el sistema. En Yale, me comunicaron que iba a ser algo pequeño, no más de 200 personas y sería solo para estudiantes. Y en MIT, que me enviarían un email porque no encontraban información sobre el evento. Será de seguir chequeando con las universidades.

Espero que esta vez el Mandatario se dirija a los estudiantes en español. En su última conferencia en Columbia University, hasta yo sudé con él. No es que no sepa el idioma, pero cuando uno no lo practica a diario, se hace más difícil la pronunciación y hacerse entender. Además, que para ir acorde con la nueva malla curricular en Ecuador (que pone trabas a la enseñanza del inglés), no creo que sea bueno seguir dando la impresión de que en nuestro país todos llegarán algún día a dominar el inglés como él.

Luego de las conferencias, el líder se dirigirá a la Gran Manzana, a la ciudad de los rascacielos, ¡Nueva York!. ¿Ven? Les dije que estaba entusiasmada.

Pero en medio de tanto entusiasmo recordé que en su último viaje a esta ciudad, en el 2011, vino a promocionar a la ONU, el proyecto ambientalista que buscaba dejar bajo tierra una enorme reserva petrolera en el Parque Yasuní. ¿Será que luego de tres años regresa a explicar por qué cambió de parecer y por qué ahora es importante explotar el Yasuní? Algunos dirán: “¡Cuánta falta de coherencia, compañeritos!”

También me pregunto si visitará al Juez Kaplan, que recientemente falló a favor de Chevron. Tal vez se anime a decirle personalmente lo que piensa de la justicia estadounidense y lo que dijo el 8 de Marzo sobre el fallo: “Hasta dónde llega la prepotencia, el imperialismo; pero estamos seguros que la verdad prevalecerá”.

¡Ah! Pero no todo puede ser trabajo, me imagino que también dejará un pequeño espacio para el “shopping”, y siendo fiel como es él a lo que predica, no creo que lo encontremos comprando en las tiendas de grandes diseñadores, más bien lo veo disfrutando de la variedad de Chinatown. Claro que allí solo aceptan efectivo y debe llevar “cash”; aunque tratándose del Mashi, estoy segura que le darán crédito sin problema para que se endeude con confianza y así siempre regrese por más.

El 12 de Abril se transmitirá la sabatina desde Nueva York, pero aún no han anunciado dónde será. ¿Tal vez aún siguen buscando un lugar que esté a la altura del gran líder?

Hasta entonces, le pido al Mandatario un favor, que venga relajado, porque aquí no arrestarán a nadie si alguien en la calle le grita “borrego” o si le llegan a mostrar uno o dos pulgares hacia abajo en señal de desapruebo. Un buen baño en aceite, como dicen por ahí.

Por lo demás, mi entusiasmo y yo le deseamos lo mejor! ¡Buen viaje, Señor Presidente!

* Este artículo fue publicado, el 27 de marzo del 2014, en el diario El Universo

* Este artículo fue publicado el 29 de marzo del 2014 en La República EC 

marzo 27, 2014por Betty Escobar
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Mi #SOSVenezuela

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Por: Betty Escobar
@basoledispa

Soy una ecuatoriana felizmente casada, casi catorce años, con un venezolano. Cuando lo conocí en Ecuador, a donde llegó por cosas del destino, no paraba de contarme lo hermosa que era su tierra y su gente. Nacido en Caracas, aunque vivió un tiempo en San Cristóbal, Margarita y Barquisimeto, siente –como yo– un amor infinito por la tierra que lo vio nacer.

Jorge (mi esposo) se enamoró no solo de esta ciudadana ecuatoriana sino de mi país entero, su comida, sus paisajes, sus playas. Cayó rendido bajo sus encantos, pero siempre llevaba con él la nostalgia de su Venezuela querida. Pasaron los años y yo cada vez más ganas sentía de conocer su tierra y ver todo lo que me había contado: el cerro El Ávila en Caracas, la isla Margarita, Valencia; probar la carne mechada o la bomba (un dulce muy típico de allá); y le preguntaba: “¿Cuándo vamos?”. Pero muy seguro de lo que me decía, me contestaba: “¿Qué?, yo no te voy a llevar a esta Venezuela; esa no es la Venezuela donde yo nací y crecí, solo su gente y sus paisajes, pero quien la gobierna ha destruido parte de su esencia. No te llevo hasta que no vuelva a ser libre”. Debo confesar que la primera vez que lo oí me impactó, y le preguntaba una y otra vez por qué.

Con el pasar de los años he venido entendiendo sus razones, creo que le dolería mucho que yo vea a una Venezuela que él nunca conoció. Llena de inseguridad, con escasez, sin libertades ni derechos humanos. Una Venezuela amordazada por la tiranía de uno que se cree “superpoderoso”.

En estas últimas semanas, exactamente a partir del #12F, he visto a mi esposo deteriorado de salud, estresado todo el tiempo, con dolores musculares, casi sin poder dormir. Pegado al celular en la madrugada leyendo las noticias y tuits de Venezuela. Me duele muchísimo verlo así, pero me da orgullo también de saber que su amor por su país sigue intacto y más presente que nunca, a pesar de no haberlo pisado en estos últimos años. Él ha ido a Venezuela, pero no ha querido llevarme. Sigue dándome la misma respuesta, la que les conté al inicio.

Si yo siento esta preocupación grande por mi esposo angustiado de lo que sucede en su país, no puedo imaginarme el dolor, desconsuelo y angustia de esas madres que han perdido a sus hijos luchando por la libertad. A esos héroes que literalmente han dado la vida por su patria. Y ver cómo la OEA prefiere mirar hacia otro lado, y algunos líderes de Latinoamérica que hasta han dado “su apoyo absoluto” a Maduro (…). ¡Duele más, indigna más!

No les voy a hablar de Venezuela en números porque ya todos sabemos de sobra el descontrol económico que hay, los miles de muertos por la inseguridad y falta de alimentos básicos.

Solo apelo al buen corazón del lector de este texto para que no deje de pensar en nuestros hermanos venezolanos, que aunque estemos lejos de ellos deben sentir nuestro apoyo, que no están solos. Para ellos esa no es una frase trillada, es lo que los impulsa a seguir luchando por su libertad y su futuro.

Mientras tanto, yo sigo soñando con que ese día que tanto anhelo llegue pronto, escuchar de la voz de mi esposo: “Vamos a Venezuela, te voy a mostrar lo bello que es mí país”.

* Este artículo fue publicado, el 16 de marzo del 2014, en el diario El Universo

marzo 17, 2014por Betty Escobar
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Sobre Mí

Sobre mi

B.S., Legal Studies. Actualmente me desempeño como Paralegal en el área Civil (Housing) de The Legal Aid Society de New York. Previamente trabajé por 18 años en producción de TV & Film en las ciudades de Guayaquil (6) y New York (12). Columnista de opinión del diario EL UNIVERSO por 6 años. Soy activista de derechos humanos.

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