*Foto cortesía de @causarenato*
Betty Escobar
@basoledispa
Tenía 19 años. Era guía espiritual, líder estudiantil. Dirigía campamentos de jóvenes, evangelizaba, atendía enfermos. En su colegio se destacó como deportista, acumulando más de 190 medallas. Así lo describe a Renato Cardelli su madre, doña Perla Pérez Peñafiel, en una carta que me llegó al celular y estaba siendo difundida con un mensaje que decía “Re-envíen por favor para asegurarnos que llegue a todos”.
El escrito había sido dirigido a las más altas autoridades del gobierno ecuatoriano, en él, doña Perla pide justicia para su hijo Renato, que murió durante un asalto el pasado 10 de junio.
Leer la carta de esta madre desconsolada me dejó muy afligida, pero no veía firma en el documento y pensé que valdría la pena, no solo difundirla por el celular sino también en las redes sociales, para que otros pudieran escuchar su voz.
Finalmente recibí una copia de la carta original con la firma de la mamá de Renato y su información para contactarla. Hablar con ella ha sido una de las experiencias más duras. No soy madre, pero sé del amor incondicional que se tiene a los hijos. Sé que una madre saca fortaleza de donde sea para luchar por ellos hasta el final y ese es el sentimiento que me dejó la mamá de Renato cuando hablé con ella. Fue muy atenta, aún sin conocerme fue muy cariñosa también. No hay forma de poner en palabras el inmenso dolor que sentí en su voz. ¿Cómo describir el dolor de una madre que pierde a su hijo? ¿Cómo entender que alguien le arrebató lo que más quería en la vida? No es posible, solo quien lo vive es capaz de hacerlo. Al despedirme de doña Perla le agradecí inmensamente por atenderme. Lo último que recuerdo de la llamada es que me dijo que mientras Dios le dé fuerza continuaría en esta lucha. Sí, para ella y otras madres que han perdido a sus hijos a manos de la delincuencia, la lucha por obtener justicia es hasta el final de sus días, porque el amor de una madre no tiene fin, no caduca, es verdaderamente infinito y más duradero que la vida misma.
Sé que hay otros casos como el de Renato, tal vez algunas madres, ahora mismo se preguntan ¿y por qué habla de él y no de mi hijo? Les pido mil disculpas por no hacerlo, pero créanme que al hablar de Renato me refiero a todos. Porque a todos nos puede pasar… a sus hijos, nuestros hermanos, nuestros padres; y también cualquiera puede ser doña Perla y estar sufriendo el mismo dolor que ella. Por eso sentía necesario en esta ocasión escribir sobre ellos dos.
Espero que las autoridades cumplan con su trabajo de investigar y dar con los responsables. Pero mientras eso sucede, ojalá nos identifiquemos con esta madre y seamos solidarios con su pedido de justicia, porque como ella misma lo escribe en su carta, doña Perla está peleando una lucha por todos y no solo por ella sola: “Mas allá de mi inmenso e indescriptible dolor por la pérdida de mi Renato, su muerte y sacrificio no pueden quedar impunes, porque es precisamente esa impunidad la mayor enfermedad que tiene nuestra sociedad, privándonos de jóvenes valiosos y valientes, en quienes precisamente tenemos sembrada nuestra esperanza de días mejores”.
* Este artículo fue publicado, el 17 de julio del 2014, en el diario El Universo