Qué bueno, qué bueno…

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Por Betty Escobar
@b3scobar

“Hoy resulta que es lo mismo ser derecho que traidor, ignorante, sabio, chorro, generoso, estafador… el que no llora, no mama, y el que no roba es un gil”. Esta es parte de la letra del tango Cambalache, escrito en 1934 por Enrique Santos Discépolo. No supiera de su existencia si no fuera por mi tío Bolívar Casares. Él la cantaba con tanto sentimiento que siempre terminaba llorando. Si estuviera vivo, lloraría aún más al cantarla ahora y al comparar su letra con la situación en la que Ecuador ha terminado luego de estos diez años de revolución. Es que el tango habla de lo malo del ser humano, de la corrupción y la falta de valores. Escucharlo es realmente triste. Pero, claro, eso me pasa a mí. Tal vez lo escucha el tesorito ecuatoriano y ni siente ni entiende nada. Él se ha dedicado más a cantar que a sentir o gobernar. Aunque debo ser honesta, si nunca tuvo tono para liderar un país, peor voz para cantar. Pero como tanto le gusta irse de serenata, pensé en despedirlo de esa forma: cantando.

La primera canción que se me vino a la mente fue la de Amanda Miguel, Él me mintió. Durante su campaña se cansó de prometer, y en su mundo de fantasía revolucionaria, él cumplió. Yo lo veo como lo canta Miguel: “Mentira, todo era mentira, palabras al viento, tan solo un capricho que el niño tenía…”. Pero muchos le creyeron y años les tomó descubrir al lobo detrás del corderito que aparentaba ser. Porque como cantaba Rocío Jurado: “Ese hombre que tú ves ahí, que aparenta ser divino, tan afable y efusivo, solo sabe hacer sufrir… es un necio… engreído, egoísta y caprichoso”.

Es que la personalidad del tesorito resultó ser arrolladora… arrolladoramente petulante. Empezó a insultar a todo aquel que no pensara como él. Y aquí le cae al pelo Pimpinela, con Valiente: ‘Tú eres de esos que creen que hablar fuerte es tener la razón, eres un cobarde, pequeño, inseguro, hombre de cartón…”. Y mientras el desencanto se apoderaba de los mandantes, estos empezaron a denunciar sus abusos. Pero el tesorito no escuchó. Para él, éramos felices, libres y democráticos. Entonces su popularidad empezó a decaer, y para el 2016 su aprobación era del 35%, según Cedatos-Gallup. O sea, Cuco Sánchez le hubiera dedicado su canción Fallaste corazón: “…Y tú que te creías el rey de todo el mundo. Y tú que nunca fuiste capaz de perdonar, y cruel y despiadado de todo te reías. Hoy imploras cariño aunque sea por piedad”.

¿Y qué me dicen de este último tiempo en que han salido a la luz tantos “supuestos” casos de corrupción? Raphael le gritaría a los cuatro vientos: “¡Escándalo, es un escándalo!”. Pero todo se acaba, hasta el “reino” del tesorito llega a su fin. Falta tan poco para el 19 de febrero. Ese domingo saldré a votar, pero entonando –la que considero yo– la canción más adecuada para ese día: “¡qué bueno, qué bueno que ya te vas!”. Nunca supe quién la compuso, pero bien pegajosa es. Así que ya saben, el #19F a votar con responsabilidad, y si me los encuentro en las urnas, armamos peña cantando a todo pecho: “¡Qué bueno, qué bueno que ya te vas!”.]

* Este artículo fue publicado, el 9 de Febrero del 2017, en el diario El Universo

Cambalache https://www.youtube.com/watch?v=T0kTiKCC3UI