¿“A indignarse”?

(Foto: Caricatura de Xavier Bonilla ‘Bonil’)

Por Betty Escobar
@B3scobar

En el 2012, Erick Smichdt, jefe ejecutivo de Google, en una entrevista titulada ‘Tecnología versus dictaduras’, señaló: “Las redes sociales van a cambiar el mundo porque van a estar presentes en todos lados. Los ciudadanos serán capaces de utilizarlas como su mejor forma de protección. Cuando los políticos ejerzan un poder ilegítimo, será más fácil exponerlos públicamente y avergonzar al Gobierno y su liderazgo”.

Todo lo dicho por Smichdt es verdad y desde el 2012 hasta ahora, ese es el uso que mayoritariamente se ha dado a las redes sociales. Se han convertido en una herramienta importantísima para la democracia y libertad de expresión, sobre todo en lugares donde cada vez existen menos derechos. Y claro, por ello muchos gobiernos autoritarios están en contra de las redes sociales, porque no pueden controlar la información que en ellas fluye. Tratan de desprestigiarlas y quitarles el valor que han llegado a tener gracias a los ciudadanos que las usan para opinar sobre el descontento que sienten con sus gobernantes y sus políticas.

Los gobiernos dictatoriales no toleran la crítica, el cuestionamiento, las exigencias, mucho menos la pobre y negativa percepción que los ciudadanos se han formado de ellos. Me pregunto: ¿no saben que están a nuestro servicio y, como ciudadanos, tenemos la obligación de decirles lo que está mal o bien de su labor? Si escucharan lo que sus mandantes les dicen, ellos pudieran usar eso para reconocer sus errores y hacer cambios en su forma de gobernar, si así la gente lo requiere.

Muchos gobiernos han ignorado el llamado de su pueblo. Incluso se han ofendido diciendo que todo lo dicho en las redes sociales, en contra de ellos, es injuria y calumnia, y se han dedicado a “defender” su honra y reputación. Han preferido contestar groseramente a los ciudadanos y no dar argumentos válidos. Al mismo tiempo, misteriosas cuentas (trolls) han aparecido de manera permanente para cobardemente insultar y amenazar a los que no opinan como los gobernantes. Se ha llegado al cinismo de “convocar una cruzada a rechazar las mentiras” que se dicen en las redes sociales. Lo que esos gobernantes quisieran es que las plataformas sociales no existieran y que nadie se enterara de los abusos que cometen y de la forma en que destruyen sus países.

Ahora nos dicen: “A indignarse”. Sí, a indignarse del hecho de que pretendan callarnos, de ver cómo distorsionan los conceptos de opinión y odio. Si algunos políticos no soportan un mayor escrutinio de sus mandantes, al que están expuestos por el cargo que desempeñan, entonces renuncien y dedíquense a otra cosa. Las redes sociales se han convertido en un escenario importante para la política. Son un recurso para alzar la voz contra el poder y para exigir un mayor respeto a los derechos humanos.

Basta de condenar el derecho a expresarnos, en redes sociales o por cualquier otro medio. ¿No lo ven? Mientras más repriman, menos miedo tendrá la gente a decir lo que piensa. Mejor recuerden y respeten (de una buena vez) lo que dice el artículo 19 de la Declaración Universal de Derechos Humanos: “Toda persona tiene derecho a la libertad de opinión y de expresión; este derecho incluye no ser molestado a causa de sus opiniones, el de investigar y recibir informaciones y opiniones, y el de difundirlas, sin limitación de fronteras, por cualquier medio de expresión”.

* Este artículo fue publicado, el 24 de Marzo del 2016, en el diario El Universo