Ni latigazos, ni pena de muerte

Por Betty Escobar
@b3scobar

Pensé que el momento para hablar sobre este tema había pasado, pero luego me di cuenta de que el próximo año llegará otro 28 de junio y con él, otra celebración del orgullo de la comunidad LGBT (lesbianas, gays, bisexuales, transexuales). Tendré que volver a ver los mismos mensajes de intolerancia, odio e ignorancia de un grupo de personas que cree que solo ellos tienen derecho a vivir con dignidad.

Durante el ‘Mes del Orgullo’, así fueron los mensajes que leí en las redes sociales: “¿Por qué tengo yo que aceptar que celebren su homosexualidad por todo un mes?”, “¿acaso mientras más celebren, más los aceptaremos?”, “¡qué manía la de celebrar con quién se acuestan!”. Los mensajes eran tan extensos que era obvio que quienes los escribieron se habían tomado varios minutos en hacerlo. Sin embargo, ese tiempo no les bastó para buscar lo más importante: ¿qué es el Orgullo Gay y por qué se celebra el Día del Orgullo el 28 de junio?

Si les interesa saber brevemente –les hablo a los intolerantes que prefieren quedarse en la ignorancia para no dar validez a los derechos de la comunidad LGBT–, el Orgullo Gay se celebra como una forma de contrarrestar el rechazo y la desigualdad que han vivido por mucho tiempo y que aún viven. El 28 de junio de 1969, en el distrito Greenwich Village en Manhattan (ciudad de Nueva York), en el bar Stonewall Inn, se dieron unos disturbios entre la comunidad homosexual y la Policía. Estos marcaron el comienzo del movimiento de liberación homosexual, y a partir del siguiente año se inició la Marcha del Orgullo en Nueva York.

Ha pasado tanto tiempo desde entonces, pero el prejuicio prevalece. Y no solo eso, en pleno 2017, en 72 países es delito ser homosexual y hasta puede costar la vida. Latigazos, prisión y cadena perpetua son algunos de los castigos por tener relaciones con personas del mismo sexo. La pena de muerte está vigente en Irán, Arabia Saudita, Yemen, Mauritania, Sudán, y en algunas regiones de Nigeria y Somalia. Entonces, ver que aún existan personas que se burlen, juzguen o critiquen lo que es el Orgullo y la Marcha Gay es indignante cuando hay gente que hasta muere por decir y defender quién es.

No estoy pidiendo a nadie que se una a la marcha ni a la celebración, tampoco sugiriendo que alguien que no esté de acuerdo con otra orientación sexual (que no sea la suya) salga y comulgue con ella. Simplemente estoy pidiendo respeto por otros seres humanos porque todos tenemos los mismos derechos. Si los heterosexuales fuesen los perseguidos y acosados por ser heterosexuales, aquí estaría yo exigiendo igualdad de derechos para ellos. Pero no, no hay cárcel, ni latigazos, ni pena de muerte por ser heterosexual.

Ya hemos sido demasiado intolerantes, es hora de vencer el prejuicio y la discriminación. “Aquellos de nosotros que conocemos la libertad y la oportunidad gracias al trabajo y la sangre de los que vinieron antes de nosotros, tenemos una responsabilidad adicional para extender esa libertad y esa oportunidad a otras personas que todavía están marginadas y siguen enfrentando la injusticia”, expresidente Barack Obama, recepción del Orgullo Gay en la Casa Blanca, 24 de junio de 2015.

* Este artículo fue publicado, el 13 de Julio del 2017, en el diario El Universo