Este 8 de marzo
Era un fin de agosto del 2005 cuando asistí a un foro sobre “Integración Latinoamericana”, en el Memorial de América Latina, evento organizado por el Foro Social de Sao Paulo y la Universidad de Sao Paulo (USP), Brasil.
Las exposiciones mostraron datos poco alentadores sobre los intentos históricos de unir las venas de este continente maravilloso. El visionario por excelencia, Simón Bolívar, es un soñador todavía, 180 años después. Con excepción de algunos tratos comerciales, se ha visto poca voluntad política para lograr este ideal, porque la integración no puede ser solo económica, sino también cultural, política, estructural y social. Precisamente, el clímax del foro se dio con el referente regional más preponderante hasta entonces: la Confederación de Nacionalidades Indígenas del Ecuador, CONAIE, que desde principios de los 90’s ha conservado internacionalmente su fama inalterable, y habría despertado la llama latinoamericana al protagonizar el primer levantamiento indígena. No sería la primera vez que me asombrara el reconocimiento que tiene la CONAIE en el exterior, pero ser la vedette de la jornada sinceramente me abrumó.
En Ecuador sabemos que la CONAIE ha pasado por diversas etapas desde su incursión en la vida política nacional. Vimos conquistas, ramificaciones, denuncias y depuraciones internas, reorganización, mayor preparación y aumento de representatividad en sus principales localidades y en su participación en el extinto congreso y hoy en la Asamblea Nacional.
El Foro Social de Sao Paulo, ese “pequeño hijo nuestro” como lo llama el ex presidente brasileño Lula da Silva, cuyo Partido de los Trabajadores (PT) es el fundador del foro, y que entre su plana mayor luce a Fidel Castro y Daniel Ortega, además de acoger posturas autodenominadas progresistas y socialistas de casi todos los países del mundo, también comunistas, así como ambientalistas, étnicas, defensorías de los derechos humanos, pastoral social, entre muchas más, se identifica plenamente con el mandatario ecuatoriano en cuanto al antiimperialismo y antineoliberalismo. Siendo Alianza País miembro del Foro, el Presidente del Ecuador ha recibido el respaldo absoluto ante el caso de gran repercusión internacional de diario El Universo.
Pero este 8 de marzo es la épica CONAIE la que ha convocado a una marcha contra el gobernante ecuatoriano. Los representantes de la CONAIE aseguran que las políticas del actual mandatario van contra la lucha anti neoliberal, contra el campesinado y contra la constitución aprobada mediante consulta popular en esta gestión (2008). Y cual cereza de pastel, a pocos días de la marcha anunciada, el correísmo se ratifica en la firma del contrato de extracción de cobre de una mina a cielo abierto en Zamora Chinchipe, provincia amazónica, en donde existen comunidades indígenas que han venido oponiendo resistencia a este megaproyecto y han sido duramente reprimidas por la fuerza pública. Se trata de un contrato de 1.500 millones de dólares con la empresa Ecuacorriente, cuyo capital proviene de la China comunista, razón por la cual las ocho ambientalistas que fueron detenidas –luego liberadas- protestaron dentro y fuera de esta embajada.
Es así como la marcha de este 8 de marzo, que cuenta con difusión en los medios sociales, podría ayudar a demostrar especialmente a los demás movimientos sociales del mundo, cómo la CONAIE, con el respaldo de ambientalistas, activistas por los derechos humanos y la libertad de expresión, se sienten traicionados por este Socialismo del Siglo XXI. Que en Ecuador el otrora intocable movimiento indígena ha tenido cerca de 200 dirigentes enjuiciados por este gobierno, y que entre los motivos más frecuentes constan acusaciones de terrorismo.
Recordemos que para este gobierno ecuatoriano, los vecinos de las FARC que por décadas han atacado con violencia, armamento y el secuestro, son estrictamente “una fuerza beligerante”, un grupo humano con derecho a la protesta y a la rebelión. En cambio, los movimientos indígenas y sociales casa adentro, cuya única arma es su voz y coraje para reclamar lo que les afecta, son terroristas.
Entendamos así el gran poder desestabilizador que ostentan y por el cual este gobierno ha necesitado convocar, como en toda oportunidad, a una contramarcha, obligando a tomarse el día libre a los funcionarios públicos que gracias al aumento del aparato estatal y a la bonanza petrolera, hoy llegan a cerca de 455 mil ecuatorianos que sí tienen derecho a movilizarse libremente en territorio nacional.
Mientras tanto, la CONAIE sería tan peligrosa que en la víspera de la marcha, la dirección de la Agencia Nacional de Tránsito prohibió la salida de vehículos precisamente en la provincia del contrato minero, Zamora Chinchipe.
Lo que veremos en los medios oficiales no será una fotografía muy diferente de la que pudimos ver durante los últimos 13 años en Venezuela. En Ecuador persiste el miedo, el acoso, la persecución y la censura. Una verdadera revolución apenas puede estar comenzando, y no será televisada.
Por María Fernanda Egas
@maferegas
Artículo publicado también en la www.larepublica.com
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